21 septiembre 2007

Educación para la ciudadanía ¿Empezando por quién?

Pretendiendo sin cortarme un pelo ser polémico si es necesario, este mes me dispondré a hablar sobre la “temida” asignatura de “Educación para la ciudadanía”. A mi entender no parece haber problema alguno en enseñar a los más jóvenes algo que deben saber, como que en nuestro país existe una cosa que se llama Estado de derecho y lo que ello implica, así como preceptos constitucionales básicos como derechos y obligaciones que todos debemos considerar. El derecho a la intimidad y al honor, el derecho a una vivienda digna, el derecho a un juicio justo considerando la presunción de inocencia, el derecho a la vida (del cual deriva la prohibición de la pena de muerte), el derecho a la educación, el derecho a una atención sanitaria adecuada, el deber del estado de proteger a la familia, el derecho de sufragio activo y pasivo, las obligaciones como ciudadanos: pagar impuestos, defender el país y la constitución, cumplir las leyes, denunciar a aquellos que las incumplen, etc…

Algunas cosas nos gustarán más y otras nos gustarán menos, pero al menos yo estoy de acuerdo con la mayoría y de otro modo no nos queda sino promover el cambio de estas normas básicas si es que no las queremos pero con los mecanismos que igualmente están recogidos a tal fin. La idea que quiero subrayar es que para todo debemos seguir las reglas del juego siempre y cuando estas reglas no nos han sido impuestas a los ciudadanos de forma autoritaria o despótica. La constitución la aprobamos todos los españoles en referéndum de modo que si no nos gusta nos jodemos y nos ponemos manos a la obra para mejorarla, pero siguiendo las normas del juego que también han sido escritas de forma democrática. Por eso digo que mientras las normas sean las que son, veo no solo sano y positivo sino acaso imprescindible que los escolares aprendan estas normas y creo que el título de la asignatura “Educación para la ciudadanía” es en este sentido más que correcto.
Hasta aquí no creo tener muchos detractores aunque el mundo es una caja de sorpresas y seguro que sale algún conejo de la chistera, (bienvenido sea si es el caso). El problema fundamental creo que llega cuando además de las normas constitucionales y legales que rigen los derechos y deberes de todos los ciudadanos y por tanto que todos debemos conocer y respetar so pena de acciones legales civiles o penales, se añaden a esta asignatura conceptos, ideas y aspectos morales que en principio siempre son discutibles al no existir una única, universal, indiscutible e infalible moral y/o ética no ya en España sino en el conjunto de culturas que componen el cada vez más pequeño mundo.
A estas alturas, al menos en España, no creo que haya mucha gente capaz de discutir con argumentos aceptables y sólidos sobre la conveniencia o no de ser “buenos ciudadanos” al, por ejemplo, no tirar desperdicios al suelo cuando se pasea por la calle pudiendo arrojar los mismos en la papelera de la esquina. Aunque esto sea muy común y todos lo veamos a diario sin comprometernos en reprimir estas conductas, el hecho de que existan “ciudadanos gorrinos y detestablemente estúpidos”, no significa que tirar papeles al suelo sea aceptable. Quiero decir, que el hecho de que existan individuos que no son capaces de asumir el valor de la higiene y la responsabilidad para con aquellos que como yo gustamos de pasear por una calle limpia y libre de colillas, excrementos, envoltorios, billetes de metro, etc, no significa que incluso estos individuos tengan argumentos suficientes para rebatir la afirmación de que eso está mal hecho. Como ese ínfimo ejemplo habría otros muchos que aunque pudieran ser objeto de discusión creo que están bastante consensuados e discutidos ya como para que generen polémica. ¿Alguien está en contra de enseñar a los niños que no deben arrojar basura al suelo cuando están en la calle? ¿ Acaso alguien está en desacuerdo con que a los niños y niñas de este país se les enseñe a que deben respetar y cuidar su entorno natural y ser más responsables a la hora de hacer un consumo de energía para no contribuir a la degradación del medio ambiente? Ya digo, este tipo de aspectos serían incluso discutibles pero creo que no generan polémica al estar ya muy extendidos entre la mayor parte de la población.
Ahora bien, conceptos como la familia parecen traer de cabeza al país entero, la sexualidad y el amor están resultando ser problemas que preocupan sobremanera a unos y otros en relación a la enseñanza que sobre los mismos puede llegar a hacerse. Es lógico que esto ocurra, sobre todo porque si uno repasa los diferentes textos puede ver que las diferencias en aspectos como estos son en ocasiones abrumadoras. El problema estriba a mi modo de ver en que no se es objetivo y ciertamente libros de una y otra tendencia pretenden adoctrinar en unos y otros sentidos. Por ejemplo, en algunos libros como en el de la editorial Casals puede leerse del puño del psiquiatra D. Enrique Rojas "Una gran mayoría de amores tienen poco de amor". "Hay pasión, deseo, interés, empeño o una atracción física y sexual... Pero no es verdadero amor". La clave está para el autor de Adiós a la depresión, en "conducir a la verdad a la persona amada". En esta sociedad algunos tienen pesadillas y se preocupan hasta el desasosiego por definir palabras que pertenecen a la esfera de lo privado en muchos de los casos. ¿Por qué tanto empeño en definir o determinar con carácter adoctrinante lo que es “verdadero amor”? ¿Dónde está escrito lo que es y lo que no es amor? ¿En sus libros? Cuanta gente no ha escrito del amor y aún así cada uno dice algo diferente de él en cada ocasión. ¿Quién tiene la autoridad para determinar cuál es la “verdad verdadera”? Claro, con asuntos como este no me extraña que algunos padres se indignen al ver que a sus hijos les limitan la capacidad para descubrir por ellos mismos lo que es el amor de forma natural. El amor es un sentimiento (y en eso creo que estamos todos de acuerdo, más allá de que se puediera describir en términos más o menos científicos el concepto “sentimiento”), y sobre sentimientos no se puede determinar porque pertenecen a la esfera de lo privado. Si yo siento amor hacia un determinado individuo, ¿quién es nadie para determinar que eso que yo y solo yo estoy sintiendo es tal o cual cosa?
Con respecto a las diferencias entre hombres y mujeres, resulta que entre todos los libros nos generan un embrollo mental que resulta patético. En algunos, como los de las editoriales Algaida y Octaedro, se habla de la inexistencia de diferencias debidas a los condicionantes biológicos, achacando toda diferenciación en las relaciones de género dentro de la sociedad a motivos culturales, educacionales o incluso a la imposición. Pues bien, esta concepción es a mi entender radicalmente errónea y me explico: No me cabe la menor duda que los condicionantes sociales, culturales, educacionales y en muchos casos la imposición machista, han generado diferencias ficticias que a la vista de mentalidades educadas en esos mismos principios puedan parecer naturales, pero la realidad es que para algunas pequeñas cosas en las cuales no voy a entrar, pero que son muy importantes, las diferencias biológicas repercuten en el comportamiento de uno y otro sexo de forma muy significativa. Claro está, la mayoría de estas diferencias en el etograma humano, de un sexo respecto del otro, tienen relación con el comportamiento sexual, pero no olvidemos que el sexo nos gobierna en prácticamente todas las facetas de nuestra vida aunque en la mayoría de esas ocasiones no seamos conscientes de ello. Pero claro, de ahí a afirmar como se hace en la editorial Casals que "La mujer ha sido siempre la que ha trasmitido los sentimientos, el mundo de la afectividad... La madre humaniza la familia. Es ella el cemento de unión. La ternura es el ungüento del amor", me parece extremo y e incluso insultante. ¡Que tremendos mamarrachos, rebaño de impresentables, cacareadores de lo aberrantemente incoherente y vociferante plaga de traumatizados pervertidos de la razón! Imagino que no soy el único al que indignan frases como esta que separan al hombre por completo del mundo de la afectividad. Vale, repasemos, ¿tengo que entender que como la mujer ha sido siempre la que ha transmitido los sentimientos, el mundo de la afectividad… me tengo que mantener al margen como hombre de este asunto y seguir dejando hacer a “la mujer”? No sé cómo tomármelo, si como un dato histórico (bastante poco argumentado o explicado cuanto menos) o una justificación de que eso es lo normal y por tanto lo que le corresponde a “la mujer”. ¿Acaso lo dicen para que le demos un aplauso a “la mujer” por haberse currado desde siempre esta tarea que sin duda corresponde tanto a hombres como a mujeres? ¿Acaso niegan de forma implícita la capacidad o la eficacia del hombre para llevar a cabo esta tarea ayudándose del pedestre argumento de que por eso La mujer ha sido siempre la que ha trasmitido los sentimientos, el mundo de la afectividad...? ¿Qué se insinua en esa frase? Acaso el problema es mío y en realidad no se pretende insinuar nada quedando el dato como un mero apunte histórico. ¡Joder!, ¿de verdad eso ha sido así “siempre”? La siguiente concatenación de frases no me deja menos perplejo, pues resulta que “La madre humaniza la familia. Es ella el cemento de unión. La ternura es el ungüento del amor”. ¿Y el padre no humaniza la familia?, ¿la deshumaniza entonces, pasa del tema, ni humaniza ni deshumaniza? A lo mejor, el padre también humaniza la familia pero sólo a veces. El caso es que lo que queda claro según la frase es que “La madre humaniza la familia”, o sea, que si eres madre, tú humanizas la familia aunque seas una nefasta criatura irresponsable sin educación, que pasa de sus hijos y se dedica sin remisión a tragarse uno detrás de otro, culebrón tras culebrón mientras tu hijo juega solo en su cuarto a la Playstation durante horas y horas sin que le interrumpas para leer con él o hablar de los problemas que tiene en el colegio con la manada de lobos con aspecto de niños que le acosan sin descanso todos los días mientras tu ves la teletienda, o te vas a la peluquería a pasar la mañana hablando del chisme de turno o del programa de ayer donde se sodomizaba moralmente al famosillo de tres al cuarto que tocara. Todos sabemos tirar de tópicos absolutistas pero hay algunos que llegan a irritar sobremanera.
Desde luego que no todas las mujeres son como el retrato que acabo de hacer, del mismo modo que no entiendo como se pueden hacer afirmaciones tan tajantes y maniqueas como que la mujer humaniza la familia, así a secas, y quedarse tan pancho. Tranquila, hagas lo que hagas, si eres madre, tú humanizas a la familia siempre y cuando el concepto “madre” venga precargado de una serie de prejuicios que lleven implícito, que de forma inevitable se deba asociar el ser madre con “humanizar la familia”. Pero es que además “Es ella el cemento de la unión”, y no otro, sino ella. Que a nadie se le ocurra que no es otra sino ella el cemento de la unión. ¿Entonces el hombre que és? ¿el ladrillo? ¿Acaso el hombre no puede ser cemento de la unión? Me parece una ofensa intelectual que comentarios como estos aparezcan en un libro de texto.
Por ese motivo entiendo que a muchos padres (y algunos que no somos padres aún y nos preocupamos por aspectos como estos), no les guste “Educación para la ciudadanía”, aunque a todos nos pueda parecer correctamente poética la frase La ternura es el ungüento del amor. Ahora lo que no tengo claro es si el ponerla justo después de las frases anteriores asocia directamente mujer y ternura, pero eso debe deberse a que yo soy muy mal pensado.
En otros temas como la idea de familia, o el tratamiento que se hace del hecho religioso no son menos polémicos. Pero vamos a ver, ¿a quién le importa que yo considere a mi perro como parte de mi familia?, ¿afecta en algo para que tú no puedas seguir considerando a tu suegra parte de la tuya?, ¿acaso tiene efectos legales perniciosos para ti?, ¿acaso insulta a tu suegra el que yo considere a mi perro parte de mi familia del mismo modo que tu la consideras a ella parte de la tuya? Todo eso entra parte del ámbito privado del mismo modo que la religión y las creencias de cada uno siempre que estas creencias sean respetuosas con la ley. Quiero decir, si tu creencia te lleva a valorar que matar a cualquiera que se te cruce por delante es lícito, me da igual que sigas creyéndolo mientras no lo pongas en práctica porque de hacerlo te voy a meter en la cárcel del mismo modo que si creyeras que los girasoles son antenas extraterrestres teledirigidas con fines perversos e igualmente mataras a quien lo negase. Ahora bien, lo que no es de recibo es exigir que la ley, que es lo que es mientras no nos inventemos otra forma de implantarla, se escriba de modo que valga para todos. No puede contentar al que cree que matar es lícito y al que cree que no lo es y creo que no hay nadie que no esté de acuerdo conmigo en que sobre este asunto es importante legislar. Pues resulta que hay ciertas cosas que no afectan a minorías sectarias sino a amplios grupos de población que se enfrentan ideológicamente en multitud de ocasiones, pero incluso sobre estas cosas hay que legislar en la mayoría de los casos y si las posturas son irreconciliables no hay más remedio que aceptar la consideración de la mayoría, al menos mientras el sistema es el que es. Si la mayoría consideró que a una unión entre dos mujeres se debe considerar a todos los efectos legales como matrimonio todos los demás debemos acatar y respetar la ley y no hablar como si esta no existiera. Además pensemos que si la mujer es el cemento de la unión a un matrimonio de lesbianas no va a haber nadie con los "cojones" suficientes para romperlo por muy intransigente que se ponga, ¿o es que las lesbianas no son mujeres?
En definitiva y retomando la cordura y la moderación, iré concluyendo. Pienso que una asignatura como esta no debería tocar explícitamente asuntos morales a pesar de que estos estén condicionados por legislación vigente. Lo que si veo imprescindible es enseñar a nuestros menores que el respeto a la ley es algo irrenunciable, el conocimiento de estas leyes (al menos las más básicas que se refieren a derechos y deberes de los ciudadanos) debería ser también un pilar de la misma, la educación vial, la educación en lo que significa el respeto a la libertad de expresión, la tolerancia, la mentalidad y análisis crítico, la responsabilidad y la solidaridad, el valor del trabajo y el esfuerzo, la educación sexual desde el punto de vista sanitario pasando de la cuestión emocional pero haciendo incapié en el respeto mutuo y en la dignidad de las personas como elementos irrenunciables y exigibles en el comportamiento de todo individuo que quiera ser aceptado en esta sociedad. En fin, un montón de contenidos que se podrían tratar sin necesidad de que nadie se viese ofendido, ninguneado o manipulado y que sin duda yo defiendo como objetivos irrenunciables dentro de una asignatura que del mismo modo considero imprescindible y que debería pactarse en cuanto a contenidos.
Por cierto, para el que no lo sepa he sido catequista de gente joven (odio la catequesis para la primera comunión) durante muchos años (hasta el año pasado) y en el momento actual no ejerzo como tal por falta de tiempo material y ubicación espacial. Soy cristiano confirmado y convencido dentro de la iglesia católica a la cuál critico de forma intensa y a la cual analizo con multitud de matices diversos. Mi fe no me impide ser crítico ni tampoco me limita en mi libertad de pensamiento intelectual y científico, de modo que para terminar diré, teniendo en cuenta que además son temas que están relacionados, que la religión como enseñanza de cualquiera de las doctrinas presentes en el panorama humano debería estar alejada de la escuela bajo pena de cárcel. Eso sí, del mismo modo creo que una asignatura estrictamente histórica y sin valoraciones morales de “historia de las religiones” nos vendría a todos mejor que cualquiera de esos odiosos programas de corazón que a tantos parecen agradar y sobre los que nadie parece alzar la voz con tanta insistencia.
A algunos padres habría que quitarles la licencia para serlos. ¡Ah!, ¿qué no existe tal licencia? Pues habría que implantarla.